La épica vuelta al mundo que a comienzos de esta semana concretó el Solar Impulse 2, el avión tripulado que durante 504 días –con 17 escalas en cuatro continentes– sobrevoló el planeta usando únicamente energía solar (sin una sola gota de combustible fósil), no solo marcó un hito en la aviación. Los autores del proyecto, los suizos Bertrand Piccard y André Borschberg, dijeron a EL TIEMPO, tras el aterrizaje en Abu Dabi (Emiratos Árabes), donde arrancó y terminó la aventura, que aunque pareciera ciencia ficción, “el Solar Impulse 2 demostró lo que se puede hacer con energías limpias”, aunque admitieron que se necesita mucho trabajo para dirigir al mundo hacia esa meta. (Además: Avión solar concluyó histórica vuelta al mundo)
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó el hecho de “un día histórico para la humanidad”, mientras que para Paolo Lugari, fundador y director de la Fundación Centro Las Gaviotas, este es “un camino que se debe recorrer con mayor intensidad, teniendo en cuenta que en 50 o 100 años la única solución sustentable y definitiva serán las energías renovables”.
Lugari advierte que la generación y el uso de energía solar (fotovoltaica y térmica) aún es muy incipiente en el mundo, y mucho más en Colombia.
En todo el planeta –afirma–, la capacidad instalada de energía solar para generación eléctrica es de 230 megavatios, lo que equivale a 17 veces la capacidad que tiene nuestro país, contando todos los tipos de energía.
Y aunque Alemania, China, Japón, Estados Unidos e Italia son líderes en la producción de energía solar y se han dado avances importantes –como el proyecto Aquila de Facebook, que mediante drones dotados con celdas solares pretende llevar internet a sitios que no tienen conexión–, la realidad es que ésta atiende a apenas el 1 por ciento de la demanda mundial de electricidad, mientras que las energías no renovables siguen suministrando el 76,3 por ciento. (Lea también: Facebook realizó el primer vuelo de su dron Aquila)
Cifras positivas
Pese a lo anterior, las cifras del más reciente informe de la Red de Políticas Renovables (REN21), que convoca a más de 500 organizaciones y gobiernos del mundo, muestran que el año 2015 registró un aumento récord en las inversiones mundiales en energías renovables: 286.000 millones de dólares. Y la energía solar fue el sector energético líder en materia de inversión, al sumar 161.000 millones de dólares: 12 por ciento más que en el 2014.
El estudio de la REN21 –considerado por la ONU el más completo sobre el panorama de energías renovables– reveló también que “el mercado de la energía solar se incrementó un 25 por ciento en el 2015, respecto del 2014, al pasar de 177 a 227 gigavatios de potencia global instalada, diez veces el registro de hace una década”.
China, Japón y Estados Unidos son los tres países que reportaron la mayor parte en la capacidad añadida (50 gigavatios en total), “aunque –dice el informe– los mercados emergentes en todos los continentes contribuyeron de manera significativa al crecimiento mundial, impulsados en gran medida por los costos cada vez más competitivos de la energía solar”. (También: La concentración solar, una evolución de la energía renovable)
Para finales del año pasado, 22 países tuvieron la capacidad de generar energía solar para satisfacer el 1 por ciento de la demanda de electricidad local, y algunas naciones se mostraron mucho más fuertes en ese aspecto: Italia (7,8 por ciento), Grecia (6,5) y Alemania (6,4). Solo en el caso de EE. UU., la inversión en energía renovable (dominada por la solar) subió cerca del 20 por ciento, un crecimiento que no se veía allí desde hacía cinco años.
Otro ejemplo de mostrar es Marruecos, donde el 4 de febrero se inauguró Noor-1, la mayor planta solar del mundo. Se espera que produzca energía para un millón de personas y que haya excedentes suficientes para exportar a Francia y otros países, según cálculos del Banco Mundial.
La situación aquí
“Hay países, como Israel o Turquía, en donde si no se instalan calentadores de agua solares no se aprueban los planos de construcción, porque para esos países usar energías convencionales para calentar agua es mucho más costoso”, sostiene Lugari, tras lo cual anota que en Colombia, el bajo costo del gas natural ha sido un freno para un mayor desarrollo de la energía solar.
“Hace 30 años –explica–, el Centro Gaviotas realizó la instalación más grande en el mundo de un sistema de energía solar térmica para calentar agua en un conjunto residencial: 5.000 familias, en Ciudad Tunal. Se pensó entonces en instalar 1’200.000 calentadores solares en todo el país, lo que hoy equivaldría a la mitad de la capacidad de la hidroeléctrica de Ituango, pero la meta se enfrió totalmente por el bajo costo del gas natural”.
Sobre el panorama actual, Alejandro Lucio, director ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables (Ser Colombia), asegura que hay “un crecimiento lento pero seguro” del uso de sistemas solares domésticos porque los precios de los equipos han bajado notablemente. Lo anterior lo corrobora Elías Peña, gerente de la empresa vallecaucana Bon Solar, quien sostiene que el sector ha registrado una reducción del 30 por ciento en sus precios en los últimos ocho años.
Peña cuenta que cada vez hay un mayor uso de calentadores solares de agua en hogares del país, los cuales se pueden conseguir desde 1’500.000 pesos y que en su mayoría son fabricados en China, India y Taiwán. “Un sistema de colectores de agua de unos 130 litros para un hogar de cuatro miembros –teniendo en cuenta un consumo diario de unos 30 litros de agua caliente por persona– puede costar entre 4 y 5 millones de pesos”. Y agrega que, además de los beneficios ambientales de este tipo de energías renovables, la recuperación de la inversión, frente a un calentador eléctrico, se estima en dos años y frente a un calentador a gas, de cuatro a cinco años. “La vida útil en promedio de estos sistemas es de 15 años, lo que genera ahorros netos muy claros”, señala. (Además: El 2015, el año memorable para las energías renovables)
Por su parte, Camilo Jaramillo, gerente comercial de la empresa Hybrytec de Medellín, afirma que el precio de un sistema de energía fotovoltaica para generar electricidad en un hogar promedio (iluminación, nevera, televisor y carga de celular) puede costar unos seis millones de pesos y que la inversión se recupera en unos cinco años. Pero también aclara que hay sistemas de mayor potencia.
Jaramillo explica que las mayores inversiones en sistemas solares se han hecho en el sector industrial. Su empresa hizo la instalación del sistema solar fotovoltaico más grande del país, en la planta del Éxito de Barranquilla. “El sistema, inaugurado en el 2014, funciona a la par de la energía eléctrica tradicional, pero ha permitido un ahorro de entre 20 y 30 por ciento de los costos de energía”, anota Jaramillo.
Otro de los logros de esta empresa antioqueña que confirman que la energía solar no es una utopía, sino una opción técnica y económica muy interesante, es el sistema solar de calentamiento de 2.000 litros de agua al día en la planta de Bimbo, de Barranquilla, que se destinan al lavado de moldes de fabricación de comestibles. O, más importante aún, el sistema de bombeo con energía solar para el suministro de agua a 18 comunidades wayús en La Guajira, que beneficia a más de 1.200 personas.
En otros países se va más allá. En Francia y en California (Estados Unidos), el Estado ayuda a financiar proyectos para que la gente convierta los techos de sus viviendas en paneles generadores de energía eléctrica que se entregan al sistema interconectado, tras lo cual se cruzan cuentas entre lo consumido y lo suministrado, y el usuario no solo contribuye a la generación de energía limpia, sino que nota una muy sustantiva reducción en el monto de su factura mensual.
Esto, entre un sinnúmero de proyectos más osados. En España, por ejemplo, se han ido abriendo espacio desde finales del 2015 proyectos de casas solares y giratorias que hacen posible un ahorro energético de hasta el 70 por ciento en un hogar convencional. Y la Agencia Francesa de Medio Ambiente anunció a comienzos del 2015 el proyecto de instalar en los próximos cinco años placas solares en 1.000 kilómetros de vías, que podrían generar electricidad para una población de 5 millones de personas.
Así mismo, la Asociación de Industrias de Energía Solar de Estados Unidos reportó hace poco que un millón de hogares de ese país ya cuentan con sistemas fotovoltaicos en sus tejados y que la meta es llegar a dos millones de hogares en dos años.
La energía solar ya no es un cuento de ciencia ficción.
Un aprovechamiento insignificante en Colombia
El uso y la producción de energía solar en Colombia hoy es insignificante, según Alejandro Lucio, director ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables (Ser Colombia). Incluso, el Fondo Mundial para la Naturaleza explica que solo el 0,2 por ciento de la energía del país viene de fuentes renovables como la solar y la eólica, aunque la Unidad de Planeación Minero Energética planteaba hace cinco años metas de participación de estas fuentes en la capacidad instalada del sistema interconectado del país del 3,5 por ciento para el 2015 y del 6,5 por ciento para el 2020. (Lea también: El país empieza a pensar en las energías alternativas)
Lucio explica que el aprovechamiento de la energía solar fotovoltaica (que produce electricidad) se ha dado especialmente en las regiones que no tienen acceso a la red energética nacional, en grandes superficies –como un almacén Éxito en Barranquilla y un Alkosto en Bogotá– y en casos concretos de autogeneración de esta fuente implementados por usuarios comunes.
Paolo Lugari, creador del Centro Las Gaviotas, y Lucio coinciden en que las iniciativas que pretenden generar electricidad en Colombia a partir de energías renovables, entre ellas la solar, estarán estancadas hasta tanto no se dé la reglamentación detallada de la Ley 1715 (aprobada por el Congreso en mayo del 2014), que se refiere a los incentivos para el fomento y la integración de este tipo de energías, así como a la normatividad para que empresas como Argos, que generan su propia energía, pueda vender sus excedentes al país, en situaciones concretas como el ‘fantasma del apagón’ que se contempló tras el reciente fenómeno del Niño.
Tal como lo publicó recientemente EL TIEMPO, el Ministerio de Ambiente aún no ha dado luz verde a la resolución que busca promover incentivos tributarios y la disminución del IVA en este sector.
Por: CARLOS GUEVARA
Fuente: ElTiempo.com